ojalá fuese el tiempo y fuese cerca
para soplar deseos y esparcirlos.
la semilla perfecta y tu silbido
surcándole a mis pechos
el umbral empalmado del camino.
el diente de león masticó el juego
y un bocado de beso adolecido
cuajó la savia de esta herida en cepa.
un filamento barbecha el purgatorio
y aherroja el siempre de las despedidas.
de tu piel, una hebra llevo enhiesta
y de tu alma en vela, al hijo que no tuve.
aún estoy aquí: la apuesta sostenida
al carruaje encantado de memorias
perdiendo polvo, rueda y pubis.
ojalá que el león de tallo calvo
nos coronase esta historia de suspiros
para encontrar su peluquita pálida
en el olvido de todos los mordiscos.
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